MILONGA DE ROJO Y BLANCO

Aquí me pongo a cantar / al compás del Millonario

porque creo necesario / que ya es hora de aclarar

quién es grande de verdad / y no un cuadrito de barrio.

La escuela de River Plate / como la huella al camino,

marcó al futbol argentino / que el mundo aplaude de pie,

desde el viejo Bernabé / hasta el día en que hoy vivimos.

Que te cuenten los mayores / cómo era la Maquinita,

tacos, caños, palomitas, / gol de todos los colores

eso es talento, señores / y no se compra con guita.

Y nuestro estilo ha brillado / como una estrella divina,

más allá de la Argentina, / Campeones de todos lados

tantos trofeos ganados / ya no entran en la vitrina.

El rojo de nuestra banda / representa al corazón

que late por la pasión / que en cualquier cancha se agranda

con la fuerza del que manda / porque se siente campeón.

Y el blanco sabe pintar / la pureza que en el juego,

cada domingo, de nuevo / River viene a demostrar.

Mejor es saber jugar / que poner tan sólo huevos.

Es tan grande nuestra casa / como un palacio real,

pero es un bastión mortal / para el rival que allí pasa,

sobre todo si su grasa / ensucia al monumental.

Y basta de poesía, / a las pruebas me remito,

consulten porque está escrito / que el más grande todavía

es River y cada día / va creciendo otro poquito.

El campeón del siglo entero, / con más partidos ganados,

arqueros menos goleados, los máximos artilleros,

mira que hay que ser bostero / para negar tanto halago.

Y voy haciéndola corta... / anuncio mi despedida,

seguiré toda la vida / cantando, si me soportan

en Udaondo y Alcorta / que es mi esquina preferida.